MI PROCESO DE APRENDIZAJE



Reflexión sobre mi proceso de aprendizaje.

La construcción de mi aprendizaje en el Magister hasta ahora, ciertamente que está cimentado por los Talleres y por las actividades asociadas a los distintos Temas. Por lo que no puedo evitar reflexionar de acuerdo a cómo este programa me ha ido cambiando.El primer taller del magister fue fundamental para modificar absolutamente mi disposición inicial respecto del Programa. Va directo a lo relevante. Hace una perfecta contextualización del nuevo Paradigma de la Educación Superior y, comprender el fundamento de la propuesta de cambios es relevante para adoptar como propio una nueva manera de hacer las cosas. Cuestiones tan relevantes del modelo educativo que establecen que debe estar centrado en el aprendizaje del estudiante, o sea en desarrollar la capacidad de aprender a aprender para toda la vida pues busca el aprendizaje autónomo del estudiante. Mis creencias respecto del modelo centrado en el aprendizaje dejaban literalmente la responsabilidad de aprender en el alumno, lo que hasta ese momento yo interpretaba como “un mayor esfuerzo por estudiar deben hacer los alumnos”, “no puedo yo enseñarles todo”, “tendré que apoyarles con más material”…. y varios pensamientos que con el pasar del tiempo odié haberlos pensado. Y lo más importante, hasta ese minuto mi rol como profesor, seguía siendo el mismo de siempre, ni siquiera me acerqué a reflexionar sobre ello. “Yo sólo tenía que hacerlo bien en mis clases”. Hasta ese momento tampoco me cuestioné que significaba hacerlo bien, pero con el paso del tiempo, horror: me di cuenta que hacerlo bien para mí era hacer una muy buena clase, una muy buena clase pero para mí, esa que le demostraba a los alumnos mi dominio sobre el tema a tratar: o sea yo en el centro del proceso y en el final. Horror. Bueno pasó tiempo (los primeros talleres y algunas actividades) antes que comprendiera en la práctica que significa enseñar y lo que expresa nuestro Modelo Educativo Institucional:”centrado en el estudiante”. Otras ideas, como por ejemplo, la nueva concepción de construir y estructurar los programas académicos según las definiciones de los perfiles profesionales, ya lo había internalizado y aplicado desde hacía algún tiempo, trabajando en la redefinición de perfiles de egreso de acuerdo a la demanda del medio, siendo éste la línea rectora de tales diseños. Por supuesto que a la par, en mi experiencia en distintos proyectos, conocí respecto de los términos Competencias específicas y genéricas o transversales que constituyen finalmente el perfil de egreso de los programas que nuestra Universidad ofrece. Conocí de los Elementos de competencia (esa terminología es la que me habían enseñado durante la construcción de los nuevos planes de estudio). Pero, hasta ese momento mi visión y conocimiento de ello estaba circunscrito a la definición de perfiles de egreso, no imaginaba cómo esto debía transferirse directamente a la programación de la enseñanza. Aquí llegó el Tema 4: “Planificación de la docencia universitaria: del perfil profesional y las competencias del grado al programa docente”. En los talleres, conocería y comprendería lo que significa en la práctica la definición de resultados de aprendizaje, hasta ese minuto para mi eran objetivos, objetivos de la clase o del profesor. Aquí aprendí que los resultados de aprendizaje, que forman parte de un Plan docente o Programa de asignatura, son aquellos respecto de lo que uno espera que alcancen los estudiantes, de los que uno espera sean capaces de hacer de acuerdo a la definición de las competencias del perfil y no precisamente de mi objetivo a desarrollar en clases. Y también aprendí que la docencia había que planificarla. Es aquí, donde empiezo a transitar desde lo general, desde lo “político”, a preocuparme de qué significaba aprender, pues debía ponerme entonces en la vereda contraria para lograr enseñar a mis niños a aprender. Mis preguntas eran miles:¿Cómo se hace esto de enseñar a mis alumnos a aprender?, ¿Cómo transitaría desde una clase expositiva, donde todo el rato yo era la protagonista?, ¿existirán herramientas y estrategias que lo permitan, cuáles son?. Mi ansiedad empezó a crecer, pero el programa no tardaría mucho en responder a todas estas inquietudes. El desarrollo del Tema 2, fue el punto de partida: Docencia, aprendizaje y comunicación, y el Tema 3: Práctica Docente, marcó un hito para mí: Evaluar la propia actividad docente y analizarla con espíritu crítico. Luego que hice esta actividad, no volví a ser la misma (por ello elijo el Microteaching como una muestra a colocar en mi portafolio y a reflexionar sobre ella). El Tema 9 fue también relevante para dar respuesta a mi principal inquietud: Cómo aprenden los estudiantes: estrategias de aprendizaje. Fue muy clarificador, pues por primera vez tuve en frente una definición de las fases del aprendizaje y de los niveles de aprendizaje que pueden estar alcanzando los niños. Aquí, el desarrollo de la tarea fue fundamental para poner de manifiesto lo que estaba ocurriendo con mi curso y las medidas de corrección que debía incorporar, en lo general NUNCA desarrollé con ellos la Fase 4 de integración. Comprendí, porqué mis alumnos generalmente están en el nivel de aprendizaje superficial, y qué elementos faltaban para que ellos pasaran al nivel profundo. En lo fundamental creo fue la falta de apropiación de conocimientos base, lo les impide comprender los contenidos siguientes en un nivel profundo, y por otra parte creo que una actitud muy arraigada en los alumnos es estudiar solo para aprobar, y no el aprender y movilizar estos aprendizajes para abordar temas posteriores y de mayor complejidad. Tremendo desafío me impuso reconocer estas deficiencias en mi rol de profesor. “No sabía como enseñar para que ellos aprendieran a aprender”, tomando en cuenta que el aprendizaje no era solo enriquecerles la mente con conocimientos, sino que saber utilizarlos para construir nuevos. Tiempo después encontré esta frase de Amparo Fernandez March, que para mi representa todo esto: “Aprender es enriquecer la mente con nuevos conocimientos y nuevas capacidades. Pero para que eso se produzca es preciso que los procesos didácticos estimulen ese enriquecimiento. Siempre hemos sabido que aprender es algo más que memorizar grandes cantidades de información. Como suele decirse, saber es “tener la cabeza bien hecha, no bien llena”.


Otro temas tan relevantes como el trabajo multidisciplinario para favorecer el aprendizaje de los niños, aparecieron en este primer taller de Sistemas Universitarios y Modelos docente y Competencias docentes. Otros elementos que me hicieron un profundo sentido: si bien ya había entendido que la clara formulación de objetivos era fundamental para los estudiantes, cosa que nunca había hecho conscientemente, era una definición clara de todas las actividades de aprendizaje, o sea que el alumno supiera claramente lo que espera el profesor que haga y sus propósitos (el Profesor Imbernón fue magistral para hacerme entender lo que ocurre con nuestros estudiantes cuando no somos claros, y también entender que cada uno de nosotros construye una realidad propia, que no necesariamente es la que el profesor busca o espera que el alumno construya, por eso es tan importante la evaluación continua). Otra sorpresa para mí, en mi rol de profesor saltó en el Tema 6: Metodologías docentes y evaluación de los aprendizajes. La evaluación de los aprendizajes…, hasta ese momento mi mirada de la evaluación aplicada a los estudiantes era sencillamente medir “contenidos” para colocar una calificación, o sea memorización y aplicación de las materias (algo que tampoco les enseñaba pues pensaba que ellos podían hacerlo como lo hacía yo, o sea que: sabían aplicar). Horror una vez más. Nunca reflexioné respecto de esto tampoco. Así, a “golpes” comprendí que lo relevante era el aprendizaje de los niños, y que este aprendizaje lo irían construyendo con mi ayuda, por lo tanto la evaluación debía ser un proceso continuo para “monitorear el aprendizaje” e intervenir a tiempo si el alumno no iba camino a lograr los resultados de aprendizaje. Aprendí que “la evaluación es una pieza central del proceso educativo y que se la utiliza de forma estratégica e integrada con las actividades de enseñanza y aprendizaje”. El Tema 10: Metodologías  marcó para mí el segundo hito relevante. Ya lo he dicho en otras oportunidades, el Profesor Imbernón se convirtió en mi referente a alcanzar. Mi gran preocupación hasta ese minuto era: ¿que haré ahora que debo dejar de lado las clases expositivas tradicionales, porque con ellas es claro que mis alumnos no se motivan ni se interesan mayormente?. Pues él me dio la respuesta. Yo estaba equivocada en mi conclusión, no debía dejar de lado mis clases expositivas, si no que tenía que aprender a hacerlas bien. Y hacerlas bien significa motivar y usar estrategias y herramientas me permitirían hacerlo mucho mejor. Entendí que integrar a mis alumnos en la preparación de una clase es fundamental. Debía conocer sus opiniones, expectativas, grado de conocimiento previo u otros elementos para programar una clase pensada en ellos y por ellos. Entendí que eran parte de la motivación. También aprendí estrategias fantásticas para hacerlos participar en clases, y que estaban perfectamente diseñadas para ayudarles a construir su aprendizaje. Hasta este minuto, aún no entendía que las estrategias a utilizar debían ir en perfecta concordancia con las competencias que deseaba que los niños desarrollaran, luego la Profesora Ana Forés terminó por enseñarme esto: la coherencia  perfecta que debía buscar entre estrategias, metodologías, competencias y evaluación. Ambos dejaron una marca en mí, por esa razón he incorporado las dos tareas que realicé con ellos, como muestras significativas de mi aprendizaje con mis reflexiones. Finalmente el Tema 12: Ser docente en el aula virtual. Este era un tema que a mí siempre me interesó desarrollar. El uso de la tecnología me encanta, así es que siempre buscaba maneras de incorporar algunos recursos de internet  para mis clases, porque pensaba que esto tenía una buena aceptación por parte de los alumnos. Pero, sólo las seleccionaba, sin pensar en que su selección debía responder a los objetivos que debían alcanzar los alumnos. Es más, generalmente, los recursos los usaba solo como repositorios de material o de tareas, nada más sabía de esto. Aquí conocí el B-learning, la estructura perfecta para llevar adelante mis cursos, con una Profesora maravillosa Ana Maria Berruecos. Todo lo aprendido hasta ahora, encajó perfectamente con este tipo de enseñanza híbrida. Luego vendría la gran tarea: una propuesta de Plan docente. Integrar y aplicar todo lo aprendido era el gran desafío, y mi meta era hacerlo lo mejor posible, consiente de mis errores y con todo el cúmulo de conocimientos que el programa me había traspasado. Debía tener una perfecta definición de los resultados de aprendizaje, una definición clara de las actividades de aprendizaje, la incorporación de nuevas metodologías en la práctica docente y una evaluación apropiada, con sus tipos de evaluación acorde a los resultados a alcanzar, y con los procedimientos claros a aplicar para calificar el trabajo de los estudiantes. Un elemento más que debía incorporar fue la carga en horas de los estudiantes. Tenía la teoría del diseño del SCT, ahora debía intentar cuantificar la dedicación de ellos, algo que hoy en día está muy lejos de la forma en cómo se estructuran las horas de una asignatura en nuestra Universidad (una vez más....la carga centrada en el profesor).    



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